ESCLAVOS DE NUESTRA CULTURA DEL HAMBRE
Estamos viviendo en la cultura del hambre. Tenemos muchas formas de hambre. Cuando éramos niños hambre de golosinas, en la pubertad hambre de amor y experimentación. Llegados a la madurez tenemos hambre de seguridad y la necesidad de pensar que lo tenemos todo bajo control.
Nuestras metas se han convertido en tener que estudiar, obtener un trabajo estable y bien remunerado, una gran casa, si es con piscina mejor. También un buen coche potente y llamativo, una bonita familia, la segunda residencia para veranear, etc.
En definitiva nos vemos esclavizados por esta cultura del hambre que llevamos grabada a fuego. Hemos adquirido la firme convicción de creer que en este mundo global es lo que tenemos que hacer.
Asumimos que debemos amasar, enriquecernos sin reparar en las consecuencias y habremos triunfado.
UN MUNDO DESHUMANIZADO DE NOSOTROS MISMOS. LA CULTURA DEL HAMBRE
Estamos cometiendo un craso error, ya que este pensamiento capitalista, codicioso y soberbio, de consumo sin medida, nos ha llevado a la situación actual en donde no encontramos. En una cultura del hambre total.
Actualmente vivimos en un mundo deshumanizado de nosotros mismos, que ha acabado y sobreexplotado muchos de sus recursos y ha abusado de nuestro planeta agotando sus reservas. De este modo, nos hemos sentido confortables con unas comodidades que revierten en el sufrimiento de otros y a la par de nosotros mismos. Esto ha derivado en una meta contraproducente que si bien nos aporta bienes materiales, también lleva aparejada una profunda sensación de insatisfacción.
DEBEMOS HACER UNA REFLEXIÓN
Somos los habitantes de un planeta que dejaron atrás sus sueños para ser unos consumidores esclavos y patéticos. Todo esto nos lleva irremediablemente a la destrucción y al expolio, por lo que debemos hacer una reflexión y tomar conciencia de un planteamiento más de aldea, más de comunidad y socialmente sostenible.
El planeta así lo pide y es hora de hacerle caso.
NECESITAMOS CONCIENCIARNOS
Necesitamos concienciarnos de que el consumo vertiginoso que hemos llevado hasta ahora se frene en todos sus sentidos.
Esta cultura del hambre, estas ganas voraces de acaparar, de tener más, de insuficiencia, si no la detenemos conscientemente será frenada por otras circunstancias externas, que nos sacará a todos de nuestra zona de confort y nos hará replantearnos muchas cosas, como por ejemplo en la situación actual generada por el Coronavirus Covid-19.
RECONECTARNOS CON LA TIERRA
Debemos ser conscientes de que nuestra hambre solo debe ser para alimentarnos y vivir consumiendo responsablemente, no de acaparar y gastar sin fin y así acabar con todos los recursos. Nuestra hambre debe ser colectiva, y no egoísta de sólo amasar dinero y posesiones.
RECUPERAR NUESTRA ESENCIA
Debemos ser conscientes de que debe acabar el dirigirnos a diferentes partes del mundo llamadas tercermundistas y expoliarlas sin medida. Hay que comprometerse y acabar con la diferenciación de las personas. Hemos de coger las riendas de nuestra vida colectivamente y volver a aprender a estar conectados con la tierra y no solo virtualmente.
El ser humano es de abrazos, de llantos y risas. Tenemos la obligación de volver a ser más emocionales y consecuentes.
Debemos recuperar nuestra esencia.
Vivimos en el planeta tierra que siempre fue ecológico y estaba en armonía con la tierra. No hablo de volver hacia atrás a la edad de hierro, no se trata de involucionar sino de aprender del pasado para tener un presente digno y que nuestros hijos puedan escribir el futuro.